Los censos son mucho más que un simple recuento de individuos. Son verdaderos tesoros de información que revelan la esencia de una nación. Nos permiten emprender un emocionante viaje a través del tiempo, pues aparecen como una ventana para presenciar nuestro pasado e imaginar nuestro futuro.
Casi dos siglos atrás, en 1825, se llevó a cabo nuestro primer censo. Este hito abarcó la vasta extensión de lo que entonces era la Gran Colombia, que englobaba los actuales territorios de Ecuador, Venezuela, Colombia y Panamá.
Hoy en día, los censos nos ayudan a conocer lo diferente y único que es nuestro país. Usamos tecnología de punta para realizarlos, incluso de forma remota, de modo que pueda obtenerse la mejor y más precisa información.
Los censos son como unas gafas especiales que nos ayudan a ver cómo es realmente un país. Se trata, entonces, de un registro que va más allá de los números y nos conecta con nuestra historia, diversidad y futuro. Con el alma de la nación.